Lot Essay
"Importaba poco que los apóstoles, santos y santas y arcángeles que adornaban los muros de una iglesia, o la serie de los Césares, hombres ilustres, hijos de Jacob o reyes de Judea que revestían el interior de las casas, fueran del propio Zurbaran, de su taller o de sus imitadores. Lo importante es que reprodujeran fielmente los ámbitos y las vivencias peninsulares". (J.M.Serrera, Zurbaran y América, catálogo exposición Zurbaran, Museo del Prado, Madrid, 1988, pág. 65).
El Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias define obrador como "el lugar donde se trabaja". Hoy en día utilizamos la palabra "taller", palabra que no existía en el siglo XVII y es asimilada tardíamente del vocabulario francés (atelier), que designa el lugar de trabajo del artista. Para llevar a cabo la abundante obra procedente de su obrador, Francisco de Zurbarán tuvo que emplear una buena cantidad de discípulos, ayudantes, oficiales y aprendices que participaron en mayor o menor grado en su producción. Gracias a los documentos sabemos que el maestro extremeño contó con diversos ayudantes desde los comienzos de su carrera. Estos pintores, extendieron la huella del zurbaranismo como estilo predominante en Sevilla hasta los años 1660 y el triunfo de Murillo. La existencia de estos colaboradores tuvo como consecuencia la proliferación de obras que repetían los temas y los modelos de Zurbarán con inmenso éxito tanto en Andalucía como en el Nuevo Mundo. Numerosas pinturas, de calidad muy desigual, fueron desde siempre atribuidas al propio maestro. Muchos de los consumidores de estos tipos de pinturas tenían como denominador común la ignorancia de los principios fundamentales del arte y la pura funcionalidad devocional de este tipo de obras. Estas desigualdades pictóricas quedaban marcadas por la simple repetición mecánica de los modelos del maestro por obra de sus oficiales y aprendices, que ayudarían al pintor en los periodos de mayor trabajo, sobre todo los comprendidos entre los años 1635 y 1655.
El Tesoro de la lengua castellana de Covarrubias define obrador como "el lugar donde se trabaja". Hoy en día utilizamos la palabra "taller", palabra que no existía en el siglo XVII y es asimilada tardíamente del vocabulario francés (atelier), que designa el lugar de trabajo del artista. Para llevar a cabo la abundante obra procedente de su obrador, Francisco de Zurbarán tuvo que emplear una buena cantidad de discípulos, ayudantes, oficiales y aprendices que participaron en mayor o menor grado en su producción. Gracias a los documentos sabemos que el maestro extremeño contó con diversos ayudantes desde los comienzos de su carrera. Estos pintores, extendieron la huella del zurbaranismo como estilo predominante en Sevilla hasta los años 1660 y el triunfo de Murillo. La existencia de estos colaboradores tuvo como consecuencia la proliferación de obras que repetían los temas y los modelos de Zurbarán con inmenso éxito tanto en Andalucía como en el Nuevo Mundo. Numerosas pinturas, de calidad muy desigual, fueron desde siempre atribuidas al propio maestro. Muchos de los consumidores de estos tipos de pinturas tenían como denominador común la ignorancia de los principios fundamentales del arte y la pura funcionalidad devocional de este tipo de obras. Estas desigualdades pictóricas quedaban marcadas por la simple repetición mecánica de los modelos del maestro por obra de sus oficiales y aprendices, que ayudarían al pintor en los periodos de mayor trabajo, sobre todo los comprendidos entre los años 1635 y 1655.