Lot Essay
Son pocas las ocasiones en las que aparecen en el mercado del arte una obra destacada de José Jiménez Aranda. Las alabanzas de la crítica en vida del artista, a pesar de que continuaba pintando el género de casacones, en un momento se imponía el impresionismo; la imposibilidad de adquirir obra suya, pues estaba vendida antes de que las hubiese terminado; ha creado una especial aura en torno a este pintor que nunca abandonó el espíritu de su tierra y que supo transmitir en sus obras a lo largo de los años. La dernìere epâve o Los últimos recursos o El último empeño es un placer para los sentidos y una obra emblemática en el buen hacer de este artista español. Jiménez Aranda pasó nueve años en París, de 1881 a 1889. A su estudio llegarían pintores y críticos de todas partes del mundo admirados con su obra, con su magnífico dominio del dibujo y su maestría con el color. En 1886 pinta el cuadro que ofrecesmos a la venta, mencionado por Pantorba y Pérez Calero como obra destacada de su andanza parisina. En esta escena de interior resulta admirable el juego de luces y sombras, que especialmente domina para aumentar la senssación de angustia. Cuatro personajes se sitúan en esta habitación llena de papeles y legajos: el letrado sentado ante su mesa, dos hombres parecen discutir de pie y una anciana contempla la escena compungida sentada en una esquina. El escrupuloso detallismo de la indumentaria de los personajes, la expresión de sus rostros, el color de la piel; la minuciosidad de los detalles, de las baldosas rotas en el suelo, la textura de los muebles, nos permiten sentir, oler el ambiente de la sala, transportándonos más allá de la escena, llevándonos a un mundo más lejano que un mero placer estético, a un universo del disfrute de los sentidos despertados por esta riqueza de matices a los que nos tiene acostumbrados este magnífico pintor.