Escena de playa

La espontaneidad, fluidez y dinamismo de la obra de Roberto Domingo y en concreto, de sus gouaches, se debe en gran medida a su capacidad de memorizar en su retina la realidad y traspasarla luego al papel con un matiz propio, simplificando las líneas y diluyendo los colores, haciendo de sus gouaches el medio preciso de obtener el resultado apetecido. Esta vibrante emoción fue también apreciada por grandes artistas internacionales de la época, como John Singer Sargent y Gerald Kelly que se encontraban entre sus clientes.