Lot Essay
En un interior poco o nada descrito, dos jóvenes y atractivas majas sentadas detrás de un balcón, contemplan al espectador. Elegantemente vestidas, una con mantilla negra y otra blanca en contraste con sus vestidos de colores opuestos a los de sus tocados, atraen inmediatamente nuestra atención. El artista indica claramente la profesión de estas mujeres por sus escotes, su mirar descarado y, sobre todo, sus acompañantes. Dos majos o protectores contemplan la escena desde detrás, ocultos por sus capas oscuras y sombreros. Las jóvenes de caras frescas y mejillas sonrosadas, se exponen "voluntariamente" a las miradas, esperando, quizás atraer al espectador/cliente. El contraste queda subrayado por el magistral uso de luces y sombras. Nuestra vista se concentra en los encajes y sedas y sobre todo en la piel clara y hermosa de las busconas. Detrás, los chulos o alcahuetes, casi monocromos, excepto por la brasa del cigarrillo de uno de ellos, esperan nuestra reacción en la penumbra. Como indica Juliet Wilson-Bareau en un artículo refiriéndose a los dibujos del album de Madrid y de los Caprichos preparatorios para los grabados: "Innumerables dibujos y grabados muestran majas con sus característicos trajes acompañadas por majos encapotados o por ancianas identificadas como celestinas, ya paseando o sentadas durante su paseo (muy a menudo representadas en un interior), tumbadas o flirteando con hombres (ver fig.1). En todos estos encuentros hay un vital sentido de intercambio. Las mujeres fueron descritas con comentarios del artista indicando que vienen de Cádiz a probar fortuna en la capital, más simples que un botijo, capaces de luchar contra una rival o mandar a paseo a la vieja madre, si la contrincante supone una amenaza a su comercio." (J.Wilson-Bareau, Goya in the Metropolitan Museum, Burlington Magazine, Febrero 1996 pág. 98)
Uno de los elementos que atrajo admiradores a Goya fue su capacidad para captar la realidad, tanto en sus retratos como en sus cuadros de género o de costumbres. En los años siguientes a la muerte de Goya y bajo la estética reinante del Romanticismo, la demanda de sus obras excedió a la oferta. Coleccionistas, sobre todo franceses y españoles, proliferaron y con ellos los seguidores e imitadores del artista.
La versión original autógrafa (ver fig. 2) del presente cuadro, de medidas superiores, 162 x 107 cm. fue ejecutada hacia 1810-1812. La vende en 1836 el hijo de Goya, Francisco Javier, al agente en España de Luis Felipe de Orleans, el Barón Taylor. Este cuadro formaba parte de un grupo de ocho cuadros de Goya vendidos por su hijo, destinados a la Galería de cuadros españoles del monarca. Este cuadro se menciona anteriormente en el inventario de 1812, redactado a raíz de la muerte de la esposa del pintor, cuanto el cuadro pasa a la posesión de Francisco Javier, y descrito como "dos cuadros de unas jóvenes al balcon", (otro cuadro es "Maja y Celestina", en colección privada madrileña hacia 1808-1812). Otra versión con ligeras pero significativas variantes también de formato grande, 194,9 x 125,7 cm., considerada hasta fecha reciente como autógrafa (Museo Metropolitan, Nueva York), aparece inventariada en 1835 perteneciente al Infante Sebastián Gabriel. También fue vendida por el hijo de Goya. El agente en este caso fue el pintor José Madrazo, muy familiarizado con el artista y su obra, que poseyó una versión de este tema a juzgar por una fotografía de su estudio (ver fig. 3). Tanto el cuadro del Metropolitan como el de colección privada Suiza, de la composición majas en el balcón, pudieron ser examinados juntos en una novedosa exposición organizada por el museo neoyorquino, que dio lugar a un importante simposio sobre la obra del artista, centrada principalmente en la obra autógrafa y de seguidores del propio museo (C.Yves y S.A.Stein Goya in the Metropolitan Museum of Art, New York 1995).
Poco a poco se va conociendo la activa participación de Francisco Javier, que a su vez era pintor, en las variantes, pastiches y copias que salían autentificadas por él como de Goya para suplir la creciente demanda y cubrir sus continuos gastos. A esto hay que añadir las copias o versiones que otros pintores ejecutaban sin ánimo de engaño. Nigel Glendinning en su artículo acerca de inventarios españoles con referencias a cuadros de Goya de 1800-1850 señala acerca del inventario de la colección del Marqués de la Torrecilla de 1834: "El inventario también incluye una serie de cuadros que podían estar basados en cuadros de Goya, especialmente 'un pequeño cuadro con una procesión de penitentes' y 'un pequeño cuadro con un tema de la Inquisición' muy posiblemente imitando o copiando dos de los cinco cuadros en tabla de Goya que pertenecieron a Manuel García de la Prada y que donó a la Real Academia de San Fernando. Versiones de estos dos cuadros aparecen también en la colección de Serafín García de la Huerta inventariados en 1840. En este inventario sin embargo, al contrario que en el de Torrecilla, la autoría como copias no se oculta. El imitador en cuestión es Leonardo Alenza (1807-1845)" (N.Glendinning, Spanish inventory referentes to paintings by Goya, 1800-1850: originals, copies and valuations, Burlington Magazine, 136, 1994, pag.103-4). La colección de García de la Huerta que consistía en más de un millar de cuadros aparecen registrados dos majas en el balcón "184.Ydem (Lienzo) Vnas Manolas al balcon por Alenza de nueve cuartas de alto por seis de ancho, en mil reales 185.Ydem. Otras Manolas vestidas de majas, marco dorado, de Goya, de nueve cuartas de alto por seis de ancho, en cinco mil reales" (N.Glendinning, idem, pág. 109). Otro imitador que realizó copias directas o al estilo de la obra de Goya fue el pintor Eugenio Lucas (1817 - 1870), que según August L. Mayer hizo una copia del cuadro de las Majas en el balcón del Museo Metropolitan y que perteneció al anticuario Abelardo Linares de medidas 131,5 x 83,5 cm.
El presente cuadro guarda un estrecho parecido en composición y técnica con el cuadro en la colección privada de Suiza. Este factor junto con su gran calidad y antigüedad nos hace pensar que pudo haber sido pintado antes de la venta del original al Barón Taylor en 1836. Aunque su autoría está aun abierta, según los expertos es una de las de mejor calidad. En la colección privada madrileña (ver fig. 3) existe otra versión de idénticas medidas, composición y antigüedad pero de autoría, aunque anónima, diferente. Una versión cercana al cuadro del Metropolitan se encuentra en una colección privada francesa y otra siguiendo este modelo pero eliminando el majo que fuma en una colección española. El número de cuadros inspirados en la composición majas en el balcón de Goya es largo y de calidades variadas. Sería interesante poder un día juntar las más representativas para conocer mejor este mundo alrededor de Goya.
El tema popular de las majas en el balcón siguió más tarde despertando el interés de artistas y coleccionistas. Como recientemente se pudo contemplar en una exposición de Edouard Manet en el Museo del Prado, en los años sesenta el artista recoge ideas y técnicas de Goya de una manera muy evidente. Su cuadro del Fusilamiento del Emperador Maximiliano (1867, National Gallery, Londres) se hace eco del cuadro de Goya 3 de Mayo (1814, Museo del Prado); y su Balcón (1868, Museo del Louvre) se inspira directamente en las majas en el balcón, tanto en el contraste entre las mujeres y los hombres al fondo, como también en la simetría impuesta por la reja del balcón.
Uno de los elementos que atrajo admiradores a Goya fue su capacidad para captar la realidad, tanto en sus retratos como en sus cuadros de género o de costumbres. En los años siguientes a la muerte de Goya y bajo la estética reinante del Romanticismo, la demanda de sus obras excedió a la oferta. Coleccionistas, sobre todo franceses y españoles, proliferaron y con ellos los seguidores e imitadores del artista.
La versión original autógrafa (ver fig. 2) del presente cuadro, de medidas superiores, 162 x 107 cm. fue ejecutada hacia 1810-1812. La vende en 1836 el hijo de Goya, Francisco Javier, al agente en España de Luis Felipe de Orleans, el Barón Taylor. Este cuadro formaba parte de un grupo de ocho cuadros de Goya vendidos por su hijo, destinados a la Galería de cuadros españoles del monarca. Este cuadro se menciona anteriormente en el inventario de 1812, redactado a raíz de la muerte de la esposa del pintor, cuanto el cuadro pasa a la posesión de Francisco Javier, y descrito como "dos cuadros de unas jóvenes al balcon", (otro cuadro es "Maja y Celestina", en colección privada madrileña hacia 1808-1812). Otra versión con ligeras pero significativas variantes también de formato grande, 194,9 x 125,7 cm., considerada hasta fecha reciente como autógrafa (Museo Metropolitan, Nueva York), aparece inventariada en 1835 perteneciente al Infante Sebastián Gabriel. También fue vendida por el hijo de Goya. El agente en este caso fue el pintor José Madrazo, muy familiarizado con el artista y su obra, que poseyó una versión de este tema a juzgar por una fotografía de su estudio (ver fig. 3). Tanto el cuadro del Metropolitan como el de colección privada Suiza, de la composición majas en el balcón, pudieron ser examinados juntos en una novedosa exposición organizada por el museo neoyorquino, que dio lugar a un importante simposio sobre la obra del artista, centrada principalmente en la obra autógrafa y de seguidores del propio museo (C.Yves y S.A.Stein Goya in the Metropolitan Museum of Art, New York 1995).
Poco a poco se va conociendo la activa participación de Francisco Javier, que a su vez era pintor, en las variantes, pastiches y copias que salían autentificadas por él como de Goya para suplir la creciente demanda y cubrir sus continuos gastos. A esto hay que añadir las copias o versiones que otros pintores ejecutaban sin ánimo de engaño. Nigel Glendinning en su artículo acerca de inventarios españoles con referencias a cuadros de Goya de 1800-1850 señala acerca del inventario de la colección del Marqués de la Torrecilla de 1834: "El inventario también incluye una serie de cuadros que podían estar basados en cuadros de Goya, especialmente 'un pequeño cuadro con una procesión de penitentes' y 'un pequeño cuadro con un tema de la Inquisición' muy posiblemente imitando o copiando dos de los cinco cuadros en tabla de Goya que pertenecieron a Manuel García de la Prada y que donó a la Real Academia de San Fernando. Versiones de estos dos cuadros aparecen también en la colección de Serafín García de la Huerta inventariados en 1840. En este inventario sin embargo, al contrario que en el de Torrecilla, la autoría como copias no se oculta. El imitador en cuestión es Leonardo Alenza (1807-1845)" (N.Glendinning, Spanish inventory referentes to paintings by Goya, 1800-1850: originals, copies and valuations, Burlington Magazine, 136, 1994, pag.103-4). La colección de García de la Huerta que consistía en más de un millar de cuadros aparecen registrados dos majas en el balcón "184.Ydem (Lienzo) Vnas Manolas al balcon por Alenza de nueve cuartas de alto por seis de ancho, en mil reales 185.Ydem. Otras Manolas vestidas de majas, marco dorado, de Goya, de nueve cuartas de alto por seis de ancho, en cinco mil reales" (N.Glendinning, idem, pág. 109). Otro imitador que realizó copias directas o al estilo de la obra de Goya fue el pintor Eugenio Lucas (1817 - 1870), que según August L. Mayer hizo una copia del cuadro de las Majas en el balcón del Museo Metropolitan y que perteneció al anticuario Abelardo Linares de medidas 131,5 x 83,5 cm.
El presente cuadro guarda un estrecho parecido en composición y técnica con el cuadro en la colección privada de Suiza. Este factor junto con su gran calidad y antigüedad nos hace pensar que pudo haber sido pintado antes de la venta del original al Barón Taylor en 1836. Aunque su autoría está aun abierta, según los expertos es una de las de mejor calidad. En la colección privada madrileña (ver fig. 3) existe otra versión de idénticas medidas, composición y antigüedad pero de autoría, aunque anónima, diferente. Una versión cercana al cuadro del Metropolitan se encuentra en una colección privada francesa y otra siguiendo este modelo pero eliminando el majo que fuma en una colección española. El número de cuadros inspirados en la composición majas en el balcón de Goya es largo y de calidades variadas. Sería interesante poder un día juntar las más representativas para conocer mejor este mundo alrededor de Goya.
El tema popular de las majas en el balcón siguió más tarde despertando el interés de artistas y coleccionistas. Como recientemente se pudo contemplar en una exposición de Edouard Manet en el Museo del Prado, en los años sesenta el artista recoge ideas y técnicas de Goya de una manera muy evidente. Su cuadro del Fusilamiento del Emperador Maximiliano (1867, National Gallery, Londres) se hace eco del cuadro de Goya 3 de Mayo (1814, Museo del Prado); y su Balcón (1868, Museo del Louvre) se inspira directamente en las majas en el balcón, tanto en el contraste entre las mujeres y los hombres al fondo, como también en la simetría impuesta por la reja del balcón.