MIQUEL BARCELÓ (MALLORCA, 1957)
MIQUEL BARCELÓ (MALLORCA, 1957)

Déjeuner sur l'herbe II

Details
MIQUEL BARCELÓ (MALLORCA, 1957)
Déjeuner sur l'herbe II
firmado, fechado y titulado en el reverso: Barceló/1988/DEJEUNER SUR L'HERBE II
técnica mixta sobre lienzo
206 x 330 cm.
Pintado en 1988.
Provenance
Galería Lucio Amelio, Nápoles.
Colección privada, Vizcaya.
Colección privada, Madrid.
Exhibited
Barcelona, MACBA, Miguel Barceló 1987-1997, 2 abril - 21 junio 1998, il. pág.70.

Lot Essay

En esta extraordinaria obra de Miguel Barceló, el artista recurre a uno de los temas más tratados de la historia del arte. Desde Manet a Picasso el tema de Dejeuner sur l'herbe ha sido la preocupación de muchos artistas. Normalmente el tema se trataba con una composición en forma de triángulo, sin embargo en el caso de Barceló depura el tema minimizando hasta dejar solo las frutas y nos deja un paisaje blanco y puro que se acrca más a los bodegones clásicos que al tradicional Dejeneur sur l'herbe.

Dejeuner sur l'herbe, pintado en 1988, pertenece a una serie que el artista realizó entre 1986 y 1989 en la que pintaba cuadros prácticamente en su totalidad blancos. Realizados después de su estancia en Mali, muestran el vacío del desierto africano y un interés por la luz y las sombras más que por los objetos en sí. Son lienzos de gran tamaño que reflejan el color del desierto con el fuego del día y el helor de la noche. Son paisajes austeros donde los relieves esculturales de las frutas recuerdan más a la hambruna del continente que a los alimentos. En el cuadro presente vemos un desierto recubierto de polvo donde se confunden las distancias, donde el cielo y la tierra convergen y se pierde el sentido de la orientación y la gravedad. Las frutas con su solidez matérica, trabajadas en relieve, es lo único que sitúa al espectador en el espacio con respecto al cuadro.

En una entrevista con Bertrand Ducourau de 1992, Barceló expresa su admiración por Sánchez Cotán y relaciona esta serie con las pinturas del gran maestro del siglo XVII. "...Se trata de paisajes, de naturalezas muertas, sometidas a una luz tan intensa que el objeto desaparece y queda sólo una sombra. Toda la materia se concentra en el borde de los cuadros. En el centro, sólo hay un vacío, y a veces una figura, esquelética como una aparición. Al mismo tiempo pueden parecerse a los cuadros de Sánchez Cotán el bodeguista español del siglo XVII. Él utilizaba estructuras que son conocidas desde Pompeya. A veces el centro del cuadro es un vacío negro, una ventana negra, donde vemos objetos, algunos de ellos colgados. Es como si la materia desbordase y se concentrase en los bordes del cuadro" (Miguel Barceló, Mapamundi, Fondation Maeght, Saint Paul, abril - junio 2002).

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