Lot Essay
María Blanchard se había instalado definitivamente en París a mediados de la década de 1910 para, tras un primer e intenso periodo de aprendizaje y algunos retornos poco felices a España, continuar estudiando -bajo la tutela de Hermenegildo Anglada Camarasa y Kees van Dongen (1877-1968)- y desarrollar su trayectoria creativa en una ciudad que le brindaba, por encima de cualquier cosa, una largamente anhelada libertad. En un ambiente parisino de plena revolución vanguardista, amiga de Juan Gris (1887-1927) y Jacques Lipchitz (1891-1973), con quienes profundizó en el universo cubista, pudo, por fin, realizar su trabajo con plena autonomía.
Los personajes melancólicos que protagonizan sus obras, los colores fríos y metálicos, el apurado dibujo y la extraordinaria sensibilidad retratística son un eco de su propio carácter, marcado por una deformidad física de nacimiento que le acarrearía numerosos sinsabores. El almuerzo es un maravilloso ejemplo de su habilidad técnica y el carácter intimista de su pintura, humanizando un Cubismo a veces excesivamente áspero. Realizada entre 1919 y 1920, es considerada la última obra de innegable sello cubista de María Blanchard, aunque las reminiscencias de este movimiento seguirán presentes en todo su trabajo posterior.
Los personajes melancólicos que protagonizan sus obras, los colores fríos y metálicos, el apurado dibujo y la extraordinaria sensibilidad retratística son un eco de su propio carácter, marcado por una deformidad física de nacimiento que le acarrearía numerosos sinsabores. El almuerzo es un maravilloso ejemplo de su habilidad técnica y el carácter intimista de su pintura, humanizando un Cubismo a veces excesivamente áspero. Realizada entre 1919 y 1920, es considerada la última obra de innegable sello cubista de María Blanchard, aunque las reminiscencias de este movimiento seguirán presentes en todo su trabajo posterior.