Lot Essay
El presente cuadro y su compañero (ver lote 5), son un redescubrimiento en una colección privada española. Su reciente limpieza nos muestra dos cuadros de gran calidad pictórica y muy buen estado de conservación teniendo en cuenta su antigüedad (ambos lienzos están sin reentelar y posiblemente con sus bastidores originales), y suponen una importante incorporación a los Apostolados de El Greco.
Ninguno de los Apostolados conocidos de El Greco, de su taller o de su círculo más inmediato, están documentados con precisión, aunque los historiadores están de acuerdo en que corresponden a la producción de las últimas décadas del maestro. De los que están firmados, unos lo están con las iniciales de su nombre en griego, "X" y "X"; y otros con el nombre completo. Aunque los Apostolados responden a dos modelos diferentes, la tipología de los personajes es básicamente la misma. Los dos Apostolados de Toledo, en el Museo de El Greco y en la Catedral, están completos y son de formato mayor que las otras series. En éstos las figuras se representan a dos tercios de su altura. De los más pequeños, el único que se ha mantenido completo es el conocido como del Marqués de San Feliz (solo falta El Salvador), recientemente adquirido por el Museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo y el llamado de Henke (este último disperso). En éstos las figuras se representan de medio cuerpo. Series incompletas y dispersas de formato pequeño son, entre otras, las de Almadrones y Arteche.
Una reciente exposición centrada en los Apostolados de El Greco celebrada hace tres años en La Coruña, en la Fundación Pedro Barrié de la Maza, ha juntado por primera vez, un importante número de cuadros de dos de las tres series completas conocidas. A los conjuntos de San Feliz y Museo de El Greco se han reunido también los cuatro Apóstoles conservados en el Museo del Prado de la serie de Almadrones. Su examen, junto con los textos de especialistas destacados en la materia, ha permitido acercanos al conocimiento de los Apostolados del maestro. Estas series fueron pintadas en la última etapa de la carrera del artista, entre 1600 y su muerte en 1614. Este momento coincide con una mayor demanda de su obra y, por tanto, una mayor actividad de su taller. La repetición de modelos devocionales tiene en estos años su mayor auge. Diversas versiones de sus San Franciscos, Cristo con la cruz a cuestas, Magdalenas y sobre todo los Apostolados se repiten con desigual mérito. Francisco Pacheco las nombra en su Arte de la Pintura, que estaba escribiendo cuando en 1611 visitó el taller del cretense en Toledo, y comenta que éste le hizo mostrar los "originales" de cuanto había pintado "en lienzos pequeños". Pacheco vió un repertorio de modelos, a modo de muestrario, que el pintor podría enseñar a sus clientes y que después serían adaptados a las medidas encargadas. Esto explica la frecuencia con que se encuentran versiones de las mismas composiciones y, también nos permite entender las diferencias de calidad que se advierten en ellas. Poco se sabe de sus colaboradores, responsables de las repeticiones. El más conocido es sin duda, Jorge Manuel, su hijo, nacido en 1578 y cuyo estilo personal y no tan afortunado conocemos, al haber llegado a nosotros obras suyas firmadas o documentadas. Luis Tristán, perteneció a este taller entre 1603 y 1607. De Francisco Preboste, que aparece a su lado desde los tiempos de Roma y le acompaña hasta al menos 1607, poco sabemos. Del resto sólo nombres y muy poco o nada de sus obras.
En su tratado Francisco Pacheco aconseja cómo hacer "las pinturas verdaderas" de los Apóstoles: "Pintanse, empero, con habito simple, paliar, como noto Tertuliano: Manto y tunica ceñida, como Cristo nuestro señor; reduciendo a dos sus vestidos, varios en los colores..." (F.Pacheco, Arte de la pintura, edición de Bonaventura Bassegoda i Hugas, Madrid 1990, pág. 677).
El Greco sigue estas indicaciones y los presenta en ausencia de un entorno o escenario definido. Muestra al santo sin referencias narrativas, ya de medio cuerpo o tres cuartos, con una luz frontal intensa. Nos presenta al apóstol como imagen de devoción. Su uso del color les confiere vida y movimiento, dándoles una individualidad humana con la que sus expectadores puedan identificarse.
De los Apostolados de gran tamaño, el del Museo de Toledo, es el aceptado por la crítica como original del maestro. El de la Catedral, es en su mayor parte obra de taller que reproduce los originales del museo, pero dando a las figuras un aspecto más terminado. De los de formato más pequeño y sobre todo a raíz de su reciente restauración, el del Marqués de San Feliz, es considerado autógrafo en su mayoría y quizás el prototipo que fijó la tipología de los personajes. Sus medidas parecen aproximarse a las de un Apostolado que aparece inventariado a la muerte del artista. El restaurador del Museo del Prado, Don Rafael Alonso, responsable de la última intervención a la que fue sometida esta serie, indica que quizás para vender mejor este Apostolado, algunas de las pinturas fueron "acabadas" por una mano diferente a la del maestro, con un gusto más naturalista, no identificada con la técnica del cretense (catálogo de la exposición, El Greco. Apostolados, Fundación Barrié de la Maza, La Coruña, 3 octubre - 1 diciembe 2002, pág. 44). Esto explicaría la variedad de calidad que en el se aprecian, áun teniendo en cuenta su desigual estado de conservación. Rafael Alonso añade que el grado de intervención varía y los repintes, que por lo general sólo afectan a las cabezas de los santos, pueden ser debido a dos manos diferentes. Esto parece que fue una práctica habitual con otras obras sin terminar en su taller al morir el artista, como por ejemplo los tres cuadros para el Hospital de Tavera.
Nos centraremos en los dos apóstoles de esta serie de San Feliz (figs. 1 y 6) idénticos a los del presente catálogo. Los cuadros de esta subasta, aunque inferiores en tamaño (36,5 x 26 cm.) a los de San Feliz (70 x 53 cm.) guardan la misma composición. Pertenecen a la serie conocida como Arteche y es muy probable al coincidir las fechas de venta y posesión que fueran adquiridos por el Señor Arias a dicho anticuario. Tradicionalmente la catalogación de este grupo ha tenido dispares opiniones por los expertos, muy probablemente debido a sus desiguales estados de conservación, algunos de ellos con numerosos repintes. El restaurador Alonso respecto al San Lucas de San Feliz dice: "Es una de las pinturas que no fueron acabadas después de morir El Greco. No tiene pinceladas blanquecinas y debió de ser de los mejores cuadros de este Apostolado. De hecho fue muy copiado. Pero hoy es una de las pinturas dañadas por malas restauraciones. Todo lo que vemos ahora, después de la restauración de 1997, es del Greco. Pero la cabeza del Santo a sufrido daños irreversibles..." (idem pág. 45). El San Lucas de este catálogo por el contrario ha llegado a nuestros días en un estado de conservación muy bueno (ver fig. 2 y 3). Este lote y el siguiente se encuentran sin reentelar y posiblemente conservan su bastidor original. Respecto al cuadro Santiago el Mayor de San Feliz (con inscripción posterior errónea a Santiago, el Señor Alonso dice: "El cuadro de menos calidad de la colección es Santiago el Mayor. La cabeza del santo fue rehecha con materia densa, opaca y pobre de color, que la convierte en una pintura aburrida e inexpresiva dentro del grupo. Esta pintura además ha sufrido daños importantes a lo largo de los siglos. La mano del santo tiene una rotura importante con pérdidas de pintura, y se han perdido gran parte de los dedos..." (idem pág. 45). El del presente catálogo por el contrario aunque con daños en el manto verde se ha conservado en muy buen estado. La cabeza del santo está pintada con gran maestría que permite ver las pinceladas del gran maestro (ver fig. 4 y 5). Respecto a la catalogación de este lote y su compañero (lote 5) para Cossío y Mayer eran obras auténticas. De igual opinión Legendre-Harman y Camón Aznar. El Profesor Gudiol que los estudió al natural comentó: "El Apostolado Arteche presenta figuras de medio cuerpo, en lienzo de pequeño tamaño; creemos que lo pintaría el Greco como modelo inicial, quizá entre 1603 y 1608... La ejecución es rápida pero muy delicada como en todos los bocetos - modelo" (J.Gudiol, El Greco, Barcelona 1971, pág. 298). Para Wethey, que no las ve y las juzga en base de un San Mateo (Museo de Bellas Artes de Bilbao), las cataloga como copias tardías del taller. Estos historiadores basaron sus opiniones bien en fotografías de poca calidad o viendo los cuadros sucios y con numerosos repintes. Después de la restauración de estos dos apóstoles, realizada este año, las opiniones se han podido precisar más. El Profesor Pérez Sánchez y el Profesor Álvarez-Lopera, fechan estos dos cuadros entre 1600-1614. El Profesor Álvarez-Lopera una vez que los ha examinado al natural considera a ambos cuadros salidos de la máxima calidad del taller de El Greco con dirección de su maestro. Sin embargo el Profesor Pérez Sánchez, habiendo a su vez estudiado ambos cuadros al natural los considera completamente autógrafos de El Greco y de gran calidad. Un tema que queda por descubrir son las antiguas inscripciones en los bastidores de ambos cuadros. Respecto al nombre Juan de Alcocer nada se ha podido averiguar hasta la fecha. Las numeraciones seguidas con las palabras zurda y derecha posiblemente hagan referencia a la colocación de estos santos dentro de su serie partiendo de El Salvador que estaría en el centro. Otros cuadros de esta serie que se han podido estudiar recientemente, pero en peor estado de conservación son un San Simón (colección particular) y un San Mateo (Museo de Bellas Artes de Bilbao).
Ninguno de los Apostolados conocidos de El Greco, de su taller o de su círculo más inmediato, están documentados con precisión, aunque los historiadores están de acuerdo en que corresponden a la producción de las últimas décadas del maestro. De los que están firmados, unos lo están con las iniciales de su nombre en griego, "X" y "X"; y otros con el nombre completo. Aunque los Apostolados responden a dos modelos diferentes, la tipología de los personajes es básicamente la misma. Los dos Apostolados de Toledo, en el Museo de El Greco y en la Catedral, están completos y son de formato mayor que las otras series. En éstos las figuras se representan a dos tercios de su altura. De los más pequeños, el único que se ha mantenido completo es el conocido como del Marqués de San Feliz (solo falta El Salvador), recientemente adquirido por el Museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo y el llamado de Henke (este último disperso). En éstos las figuras se representan de medio cuerpo. Series incompletas y dispersas de formato pequeño son, entre otras, las de Almadrones y Arteche.
Una reciente exposición centrada en los Apostolados de El Greco celebrada hace tres años en La Coruña, en la Fundación Pedro Barrié de la Maza, ha juntado por primera vez, un importante número de cuadros de dos de las tres series completas conocidas. A los conjuntos de San Feliz y Museo de El Greco se han reunido también los cuatro Apóstoles conservados en el Museo del Prado de la serie de Almadrones. Su examen, junto con los textos de especialistas destacados en la materia, ha permitido acercanos al conocimiento de los Apostolados del maestro. Estas series fueron pintadas en la última etapa de la carrera del artista, entre 1600 y su muerte en 1614. Este momento coincide con una mayor demanda de su obra y, por tanto, una mayor actividad de su taller. La repetición de modelos devocionales tiene en estos años su mayor auge. Diversas versiones de sus San Franciscos, Cristo con la cruz a cuestas, Magdalenas y sobre todo los Apostolados se repiten con desigual mérito. Francisco Pacheco las nombra en su Arte de la Pintura, que estaba escribiendo cuando en 1611 visitó el taller del cretense en Toledo, y comenta que éste le hizo mostrar los "originales" de cuanto había pintado "en lienzos pequeños". Pacheco vió un repertorio de modelos, a modo de muestrario, que el pintor podría enseñar a sus clientes y que después serían adaptados a las medidas encargadas. Esto explica la frecuencia con que se encuentran versiones de las mismas composiciones y, también nos permite entender las diferencias de calidad que se advierten en ellas. Poco se sabe de sus colaboradores, responsables de las repeticiones. El más conocido es sin duda, Jorge Manuel, su hijo, nacido en 1578 y cuyo estilo personal y no tan afortunado conocemos, al haber llegado a nosotros obras suyas firmadas o documentadas. Luis Tristán, perteneció a este taller entre 1603 y 1607. De Francisco Preboste, que aparece a su lado desde los tiempos de Roma y le acompaña hasta al menos 1607, poco sabemos. Del resto sólo nombres y muy poco o nada de sus obras.
En su tratado Francisco Pacheco aconseja cómo hacer "las pinturas verdaderas" de los Apóstoles: "Pintanse, empero, con habito simple, paliar, como noto Tertuliano: Manto y tunica ceñida, como Cristo nuestro señor; reduciendo a dos sus vestidos, varios en los colores..." (F.Pacheco, Arte de la pintura, edición de Bonaventura Bassegoda i Hugas, Madrid 1990, pág. 677).
El Greco sigue estas indicaciones y los presenta en ausencia de un entorno o escenario definido. Muestra al santo sin referencias narrativas, ya de medio cuerpo o tres cuartos, con una luz frontal intensa. Nos presenta al apóstol como imagen de devoción. Su uso del color les confiere vida y movimiento, dándoles una individualidad humana con la que sus expectadores puedan identificarse.
De los Apostolados de gran tamaño, el del Museo de Toledo, es el aceptado por la crítica como original del maestro. El de la Catedral, es en su mayor parte obra de taller que reproduce los originales del museo, pero dando a las figuras un aspecto más terminado. De los de formato más pequeño y sobre todo a raíz de su reciente restauración, el del Marqués de San Feliz, es considerado autógrafo en su mayoría y quizás el prototipo que fijó la tipología de los personajes. Sus medidas parecen aproximarse a las de un Apostolado que aparece inventariado a la muerte del artista. El restaurador del Museo del Prado, Don Rafael Alonso, responsable de la última intervención a la que fue sometida esta serie, indica que quizás para vender mejor este Apostolado, algunas de las pinturas fueron "acabadas" por una mano diferente a la del maestro, con un gusto más naturalista, no identificada con la técnica del cretense (catálogo de la exposición, El Greco. Apostolados, Fundación Barrié de la Maza, La Coruña, 3 octubre - 1 diciembe 2002, pág. 44). Esto explicaría la variedad de calidad que en el se aprecian, áun teniendo en cuenta su desigual estado de conservación. Rafael Alonso añade que el grado de intervención varía y los repintes, que por lo general sólo afectan a las cabezas de los santos, pueden ser debido a dos manos diferentes. Esto parece que fue una práctica habitual con otras obras sin terminar en su taller al morir el artista, como por ejemplo los tres cuadros para el Hospital de Tavera.
Nos centraremos en los dos apóstoles de esta serie de San Feliz (figs. 1 y 6) idénticos a los del presente catálogo. Los cuadros de esta subasta, aunque inferiores en tamaño (36,5 x 26 cm.) a los de San Feliz (70 x 53 cm.) guardan la misma composición. Pertenecen a la serie conocida como Arteche y es muy probable al coincidir las fechas de venta y posesión que fueran adquiridos por el Señor Arias a dicho anticuario. Tradicionalmente la catalogación de este grupo ha tenido dispares opiniones por los expertos, muy probablemente debido a sus desiguales estados de conservación, algunos de ellos con numerosos repintes. El restaurador Alonso respecto al San Lucas de San Feliz dice: "Es una de las pinturas que no fueron acabadas después de morir El Greco. No tiene pinceladas blanquecinas y debió de ser de los mejores cuadros de este Apostolado. De hecho fue muy copiado. Pero hoy es una de las pinturas dañadas por malas restauraciones. Todo lo que vemos ahora, después de la restauración de 1997, es del Greco. Pero la cabeza del Santo a sufrido daños irreversibles..." (idem pág. 45). El San Lucas de este catálogo por el contrario ha llegado a nuestros días en un estado de conservación muy bueno (ver fig. 2 y 3). Este lote y el siguiente se encuentran sin reentelar y posiblemente conservan su bastidor original. Respecto al cuadro Santiago el Mayor de San Feliz (con inscripción posterior errónea a Santiago, el Señor Alonso dice: "El cuadro de menos calidad de la colección es Santiago el Mayor. La cabeza del santo fue rehecha con materia densa, opaca y pobre de color, que la convierte en una pintura aburrida e inexpresiva dentro del grupo. Esta pintura además ha sufrido daños importantes a lo largo de los siglos. La mano del santo tiene una rotura importante con pérdidas de pintura, y se han perdido gran parte de los dedos..." (idem pág. 45). El del presente catálogo por el contrario aunque con daños en el manto verde se ha conservado en muy buen estado. La cabeza del santo está pintada con gran maestría que permite ver las pinceladas del gran maestro (ver fig. 4 y 5). Respecto a la catalogación de este lote y su compañero (lote 5) para Cossío y Mayer eran obras auténticas. De igual opinión Legendre-Harman y Camón Aznar. El Profesor Gudiol que los estudió al natural comentó: "El Apostolado Arteche presenta figuras de medio cuerpo, en lienzo de pequeño tamaño; creemos que lo pintaría el Greco como modelo inicial, quizá entre 1603 y 1608... La ejecución es rápida pero muy delicada como en todos los bocetos - modelo" (J.Gudiol, El Greco, Barcelona 1971, pág. 298). Para Wethey, que no las ve y las juzga en base de un San Mateo (Museo de Bellas Artes de Bilbao), las cataloga como copias tardías del taller. Estos historiadores basaron sus opiniones bien en fotografías de poca calidad o viendo los cuadros sucios y con numerosos repintes. Después de la restauración de estos dos apóstoles, realizada este año, las opiniones se han podido precisar más. El Profesor Pérez Sánchez y el Profesor Álvarez-Lopera, fechan estos dos cuadros entre 1600-1614. El Profesor Álvarez-Lopera una vez que los ha examinado al natural considera a ambos cuadros salidos de la máxima calidad del taller de El Greco con dirección de su maestro. Sin embargo el Profesor Pérez Sánchez, habiendo a su vez estudiado ambos cuadros al natural los considera completamente autógrafos de El Greco y de gran calidad. Un tema que queda por descubrir son las antiguas inscripciones en los bastidores de ambos cuadros. Respecto al nombre Juan de Alcocer nada se ha podido averiguar hasta la fecha. Las numeraciones seguidas con las palabras zurda y derecha posiblemente hagan referencia a la colocación de estos santos dentro de su serie partiendo de El Salvador que estaría en el centro. Otros cuadros de esta serie que se han podido estudiar recientemente, pero en peor estado de conservación son un San Simón (colección particular) y un San Mateo (Museo de Bellas Artes de Bilbao).