Lot Essay
Martín Chirino (Las Palmas, 1925) es, sin lugar a dudas, uno de los escultores más destacados y representativos de la segunda mitad del siglo XX, cuyo trabajo ha sido reconocido y estimado universalmente en las vanguardias del arte contemporáneo. Su dilatada trayectoria artística parte de su isla natal, cuya cultura aborigen le influyó hasta el punto de estar siempre presente en su obra. Junto a sus amigos Antonio Saura y Manolo Millares, entre otros, se embarcó en el grupo El Paso, movimiento capital para la renovación de la plástica española a mediados de los cincuenta. Desde sus comienzos, su trabajo se articula claramente en torno a dos vías fundamentales: una, la materia -el hierro-, muy asociada a sus primeros recuerdos de infancia, y que le ha servido para desarrollar un lenguaje escultórico muy personal, de factura reconocible. Hierro forjado, inscrito dentro de la tradición hispánica, austera y fuerte, con la que consigue dibujar en el espacio siguiendo la teoría tan querida por Julio González. El duro, agresivo, pero moldeable hierro se estira, tal y como lo hace el viento, para conseguir que la escultura sea ligera, fluya y tenga una singular sensación de dinamismo. Esta estrategia formal se conecta con la espiral, la otra vía de su trabajo, la iconográfica, el auténtico y recurrente emblema del escultor canario, un símbolo plástico que, desde los años 50, repite continuamente.
Su labor artística ha sido reconocida con numerosos premios y distinciones. La figura de Martín Chirino también ha sido muy importante en España en lo que se refiere a gestión cultural, tanto como Presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid como como Director del Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas. Dore Ashton ha señalado al respecto que la vida de Chirino se despliega por el mundo y por la historia con una exuberancia rara vez igualada en la escultura moderna.
Durante todo este tiempo, ha desarrollado una excelente actividad creadora que le ha permitido mantener un entusiasmo y una fecundidad admirables, como se puede apreciar en las dos obras que ahora presentamos, Lady Lazarus, Homenaje a Silvia Plath (1968-1969), poeta a la que había conocido en Yale poco antes de que se suicidara, y a través del también poeta Ted Hughes; y El Viento (1971-1972; ver lote 12), ambas son esculturas desarrolladas durante su estancia en Norteamérica, en Southwood, de gran sencillez y que alcanzan un fuerte movimiento dinámico. Son en apariencia abstractas, formadas la una por contrastes claramente disociados, separados, con sinuosas rectas y curvas, y la otra, articulada en torno al tema de la espiral, fetiche del artista. Esculturas que dejan ver su libertad a la hora de tratar el material, en las que se aprecian un contraste entre las formas esperadas, espirales o curvas, y los accidentes aleatorios. Ambos trabajos entablan un diálogo con el espacio en el que la materia esculpida brilla más allá de sí misma, tanto en los contrastes de forma y línea como en la espiral, que penetra y transforma el espacio que la rodea.
Jesús Castaño, julio 2008.
Su labor artística ha sido reconocida con numerosos premios y distinciones. La figura de Martín Chirino también ha sido muy importante en España en lo que se refiere a gestión cultural, tanto como Presidente del Círculo de Bellas Artes de Madrid como como Director del Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas. Dore Ashton ha señalado al respecto que la vida de Chirino se despliega por el mundo y por la historia con una exuberancia rara vez igualada en la escultura moderna.
Durante todo este tiempo, ha desarrollado una excelente actividad creadora que le ha permitido mantener un entusiasmo y una fecundidad admirables, como se puede apreciar en las dos obras que ahora presentamos, Lady Lazarus, Homenaje a Silvia Plath (1968-1969), poeta a la que había conocido en Yale poco antes de que se suicidara, y a través del también poeta Ted Hughes; y El Viento (1971-1972; ver lote 12), ambas son esculturas desarrolladas durante su estancia en Norteamérica, en Southwood, de gran sencillez y que alcanzan un fuerte movimiento dinámico. Son en apariencia abstractas, formadas la una por contrastes claramente disociados, separados, con sinuosas rectas y curvas, y la otra, articulada en torno al tema de la espiral, fetiche del artista. Esculturas que dejan ver su libertad a la hora de tratar el material, en las que se aprecian un contraste entre las formas esperadas, espirales o curvas, y los accidentes aleatorios. Ambos trabajos entablan un diálogo con el espacio en el que la materia esculpida brilla más allá de sí misma, tanto en los contrastes de forma y línea como en la espiral, que penetra y transforma el espacio que la rodea.
Jesús Castaño, julio 2008.