Lot Essay
Rosales acude a Murcia en un desesperado intento de recuperarse de su grave enfermedad y para tranquilizar su espíritu, después de la muerte de su hijita en 1872. El calor de Murcia y su luz, "que enceguece más que ilumina", la grandiosidad y hermosura de la vega reconfortan su espíritu. Tierra amable, rural y huertana, los cuadros pintados en este periodo tienen un desarrollado sentido del color, emanan de una alegría creativa, del placer, de la curiosidad. Su pintura se renueva, tiene un toque más suelto, una cierta furia de pincelada, plenitud de volumen y la paleta clara. Pinta así, este huerto murciano, tras un blanco muro bajo y un vallado de cañas. Entre los árboles donde abundan las moreras, también hay algún naranjo y un jacaranda. Las montañas del fondo se recortan grisaceas en un día de primavera. Bandas de colores que otorgan un fluido dinamismo a la obra, que transmiten esta vivaz impresión que causó, esta visión del huerto, al artista.