Lot Essay
Inicia su carrera expositiva a mediados de los 70. Su pintura presenta influencias y guiños de lo más variado, como Caspar David Friedrich, el surrealismo, Dau al Set o la pintura paisajista catalana del siglo XIX. A estas referencias pictóricas hay que añadir la decisiva influencia literaria de Joan Brossa. En los 80 su pintura empieza a formarse y a complementarse con otro tipo de soportes tales como la fotografía, el collage y la performance. Así mismo fenómenos ultralocales de la cultura catalana le han llevado a una redefinición del paisajismo.
Pintura y paisaje son el centro de la obra de Perejaume. La pintura como espacio museístico le lleva a ver que el paisajismo se convierte en una realidad manipulada por el intento de contener el todo dentro de unos centímetros de lienzo. La percepción que el artista tiene de la naturaleza ha de caber a toda costa, siendo obligado a la miniaturización de esta. Este intento de miniaturizar la naturaleza lleva a lo que llamaríamos el paisaje portatil. Esta percepción del paisaje encerrado en el lienzo le lleva a desarrollar metáforas que quedan claramente expresadas en lo más distintivo de su obra: la fragmentación. El paisaje, es decir, la naturaleza, queda representada por el uso sistemático del fragmento, dando vida, expresión y significado propio a la pincelada, los pigmentos, la firma, el aglutinante o el marco. Sus obras acaban materializando estos fragmentos, es decir, se centra en representarlos. A esta idea Perejaume le llamó "pesebrismo".
Petit castell de focs al pla de la calma es una bellísima obra en la que la relación pintura paisaje queda clara. En este caso en concreto Perejaume hace un paralelismo con una de sus grandes influencias, la obra de Caspar David Friedrich, pintor romántico alemán en cuyos paisajes crepusculares el ser humano se enfrenta a la inmensidad de la naturaleza. Aunque en este caso Perejaune no incluye a ningún personaje, tienen en común la fragmentación del lienzo en franjas horizontales. El único detalle, a modo de homenaje, son estas pequeñas llamas insignificantes, pero a la vez inquietantes.
Pintura y paisaje son el centro de la obra de Perejaume. La pintura como espacio museístico le lleva a ver que el paisajismo se convierte en una realidad manipulada por el intento de contener el todo dentro de unos centímetros de lienzo. La percepción que el artista tiene de la naturaleza ha de caber a toda costa, siendo obligado a la miniaturización de esta. Este intento de miniaturizar la naturaleza lleva a lo que llamaríamos el paisaje portatil. Esta percepción del paisaje encerrado en el lienzo le lleva a desarrollar metáforas que quedan claramente expresadas en lo más distintivo de su obra: la fragmentación. El paisaje, es decir, la naturaleza, queda representada por el uso sistemático del fragmento, dando vida, expresión y significado propio a la pincelada, los pigmentos, la firma, el aglutinante o el marco. Sus obras acaban materializando estos fragmentos, es decir, se centra en representarlos. A esta idea Perejaume le llamó "pesebrismo".
Petit castell de focs al pla de la calma es una bellísima obra en la que la relación pintura paisaje queda clara. En este caso en concreto Perejaume hace un paralelismo con una de sus grandes influencias, la obra de Caspar David Friedrich, pintor romántico alemán en cuyos paisajes crepusculares el ser humano se enfrenta a la inmensidad de la naturaleza. Aunque en este caso Perejaune no incluye a ningún personaje, tienen en común la fragmentación del lienzo en franjas horizontales. El único detalle, a modo de homenaje, son estas pequeñas llamas insignificantes, pero a la vez inquietantes.