Lot Essay
En 1911 cuando Darío de Regoyos residía en las Arenas, Bilbao, en la calle de la Estación núm. 6, Regoyos llevó a cabo esta obra que representa un concurso hípico en Bilbao. Este año fue para él muy activo en viajes, pues después de varios meses en Granada regresó a Bilbao el 31 de marzo y en noviembre volvió a salir hacia Barcelona para pasar el invierno.
Fue durante los meses de abril a octubre cuando llevó a cabo ésta obra que fue expuesta por primera vez en enero de 1912, en ella su autor utiliza toda su experiencia como pintor impresionista y postimpresionista, para recoger el espectáculo de la celebración de un concurso hípico en un día soleado, Regoyos combina una vez más el paisajismo con un acontecimiento social, en este caso deportivo, lleno de espectadores y curiosos en el que resaltan las banderas que engalanan el lugar.
En su factura utiliza parcialmente el puntillismo para llevar a cabo los matices del suelo próximo y la parcela llena de hortalizas, Regoyos emplea su paleta de colores definitiva para pintar esta obra, consiguiendo un resultado excelente en profundidad y ambientación. Como es habitual en sus lienzos, las luces y sombras que el sol proyecta forman parte activa de esta obra, siendo destacable la factura y calidad con la que pinta la fachada en sombra del edificio y las montañas a diferentes distancias del observador, así mismo para obtener una perspectiva adecuada, sitúa, como es frecuente en sus obras, el punto de observación muy por encima de su propia altura, para poder centrar y presentar plenamente el sujeto principal de esta obra, el concurso hípico.
Agradecemos a Juan San Nicolás por confirmar la autenticidad y la catalogación de este lote.
Fue durante los meses de abril a octubre cuando llevó a cabo ésta obra que fue expuesta por primera vez en enero de 1912, en ella su autor utiliza toda su experiencia como pintor impresionista y postimpresionista, para recoger el espectáculo de la celebración de un concurso hípico en un día soleado, Regoyos combina una vez más el paisajismo con un acontecimiento social, en este caso deportivo, lleno de espectadores y curiosos en el que resaltan las banderas que engalanan el lugar.
En su factura utiliza parcialmente el puntillismo para llevar a cabo los matices del suelo próximo y la parcela llena de hortalizas, Regoyos emplea su paleta de colores definitiva para pintar esta obra, consiguiendo un resultado excelente en profundidad y ambientación. Como es habitual en sus lienzos, las luces y sombras que el sol proyecta forman parte activa de esta obra, siendo destacable la factura y calidad con la que pinta la fachada en sombra del edificio y las montañas a diferentes distancias del observador, así mismo para obtener una perspectiva adecuada, sitúa, como es frecuente en sus obras, el punto de observación muy por encima de su propia altura, para poder centrar y presentar plenamente el sujeto principal de esta obra, el concurso hípico.
Agradecemos a Juan San Nicolás por confirmar la autenticidad y la catalogación de este lote.